REFLEXIONES DESDE EL AGUA
Todos los años se celebra en Marzo el “Día Internacional del Agua” en todos los países, aunque el agua no signifique lo mismo para todos. Agua es ocio y negocio, es riqueza y devastación, es vida y muerte, cultura e ignorancia… Apenas existe nadie a quien el agua no reavive alguno de estos sentimientos, porque todos tenemos relación con el agua y un atavismo casi imposible de olvidar en estas latitudes, donde muchas generaciones se han pasado la vida mirando al cielo esperando su llegada, o al río temiendo su furia. Por ello, tanto la prensa escrita como la digital, radio, televisión, políticos... todos hablaron del agua, de su importancia, que es la base de la vida... En fin, casi lo mismo que todos los años, aunque afortunadamente comienza a contemplarse un matiz ligeramente distinto. Hablar de agua no es lo mismo que saber de agua. Incluso hablar de agua sabiendo lo que se dice tampoco es sinónimo de coherencia o de responsabilidad socia. Aunque el agua posee tantas lecturas como matices sus colores verdeazulados, hay mensajes comprometidos y mensajes equívocos, especialmente cuando algunos colectivos se apropian la representación de cualquiera de sus facetas y tratan de mostrarnos solamente el color que les interesa. Aún es posible que estemos a tiempo de hacer algo realmente útil si dejamos atrás el pasado y el mundo entero apuesta por algo de lo que todos podamos sentirnos orgullosos. Es un lema muy corto y sencillo, pero que guarda toda una declaración de principios: El acceso al agua potable es un derecho humano. Podemos olvidar pecados antiguos y volcarnos con tanto ahínco como humildad en esta corriente que poco a poco se abre paso en la conciencia mundial, aunque choque con los afanes privatizadores de algunos gobiernos, el interés por el dinero fácil de algunos malos gobernantes y el inmenso poder de las grandes multinacionales del agua. El derecho universal al agua tiene que ser una de las próximas conquistas sociales de la humanidad, y poco a poco este mensaje va calando en la sociedad, como tendremos ocasión de comprobar en los próximos meses. Podemos vivir sin médico, sin educación, sin gobierno, sin vivienda y sin dinero. Muchos millones de personas lo hacen y sobreviven. Pero no sin aire, sin agua o sin dormir. La libertad es bella, pero podemos vivir sin conocerla, en tanto que no podemos pasar tres días sin agua. Por esto, el derecho al agua debe ser un derecho humano, del mismo rango que los otros treinta Pero no es tan sencillo como parece. Llevar un punto de agua a cualquier lugar del mundo es hoy una tarea fácil en la mayor parte de los casos, pero puede ser contraproducente cuando hay grandes aglomeraciones urbanas y no se dispone de saneamiento apropiado. Y es que en el mundo (salvo accidentes) nadie muere de sed, por lo que llevar agua sin añadir un saneamiento adecuado, es cambiar escasez por enfermedades y llevar problemas graves donde ahora son leves, aunque molestos. Por esta causa ya no basta la buena voluntad de ONGs y donantes, sino que ha llegado el momento de planificar, y para ello es preciso diagnosticar los problemas adecuadamente y aplicar remedios complejos. No soluciones simples y locales que a menudo son contraproducentes. Aunque a nosotros nos parezca inhumano ir a buscar agua a varios kilómetros, el patrimonio hidráulico esparcido por el mundo nos enseña que se ha sobrevivido sin grandes problemas en lugares muy áridos mediante el agua almacenada en balsas y aljibes, tal como podemos comprobar en Nazca y otros lugares de América, o en los desiertos aragoneses de España entre muchos otros ejemplos. Sin embargo, los episodios más graves a causa del agua no suceden en las zonas desérticas. Los brotes de cólera se dan más en lugares con abundancia de agua. Demasiado a menudo nos hemos olvidado de que tan importante o más que llevar agua limpia a las personas, es la evacuación de las aguas sucias, algo que ya sabían los ingenieros romanos hace más de dos mil años, pero que aún no ha llegado a amplias zonas de la Tierra. Por otra parte, a pesar de campañas tan impactantes como baldías, el problema del agua no reside tanto en su falta como en su mala calidad y demasiado frecuentemente en su mala manipulación o almacenamiento. Esto significa que los problemas más graves que plantea el agua en el mundo no se encuentran en los lugares más secos, ni es llevando más agua como se pueden solucionar mejor, sino aportando educación, cloro y jabón, luego llegará el momento del agua y saneamiento cuando sea posible. Hemos de pensar que más que la sed, lo que mata es el agua contaminada, sin olvidar la falta de higiene y la ausencia de educación. Pero por encima de todo, el verdadero asesino de la humanidad es la pobreza, algo mucho más difícil de combatir que las enfermedades y la sequía.
Carlos Blázquez Escritor y miembro de WASA-GN (Water Assessment & Advisory Global Network)
1º Sobre mitos y realidades 2º Crisis del Agua 3º El Agua como Argumento Educativo 5° Agua como derecho humano 6° Nuevo Consenso: por un mundo habitable para todos 7° Día Mundial del Patrimonio Hidráulico
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