Sobre Mitos y Realidades
Las funciones sociales de la mitología, de explicar la realidad en forma simplificada y de generar conductas socialmente aceptables a través del temor, han ido transcurriendo en los últimos siglos de la Teología a la Ciencia. De esta forma los antiguos mitos del Rayo, el Amor y la Muerte han dado paso a los mitos modernos del Mercado, la Energía y la Crisis.
La situación crítica de los recursos hídricos en el mundo ha dado origen a un proceso de difusión de información de diferentes grados de seriedad y profundidad que, canalizada por la red global y los medios de comunicación masivos, llega por igual a todos los niveles de la sociedad. Sin embargo, el mensaje llega no solo con diferentes grados de seriedad y profundidad desde su origen sino además la comprensión del mensaje está condicionada al nivel de comprensión del receptor. Así, lo que en principio es un mensaje informativo, a veces dirigido al sensacionalismo, se convierte en un modelo de comprensión simplificado que, repetido una y otra vez, favorece la creación del mito y la divulgación del error.
Varios son los mitos sobre la crisis del agua. Tal vez el más importante es el de la existencia de una Crisis in abstracto, sin contenido conceptual aprehensible, a la cual puede atribuirse situaciones carenciales actuales y catástrofes futuras sin necesidad de identificar los orígenes y las causas verdaderas. Otros mitos, en una larga lista: que el agua, al igual que el petróleo, es un recurso natural que se acabará algún día, que ahorrando agua de consumo humano puede evitarse la crisis, que la crisis afecta por igual a países y regiones y que en el futuro las guerras se libraran por agua.
En los niveles de mayor conocimiento, de mayor especialización en el tema, también existen mitos: los problemas hídricos tienen origen y solución en el ámbito sectorial, existe una gestión integral de recursos hídricos que es la panacea a la crisis y la solución a los problemas hídricos está en la construcción de infraestructura.
Una visión crítica de lo que se conoce y difunde sobre la Crisis Mundial del Agua muestra que se desconocen cabalmente sus orígenes, alcance y consecuencias, el horizonte temporal de la crisis es incierto, la integralidad que se propone para la gestión es sectorial y no pretende ir más allá, la información global de que se dispone está basada en información regional o nacional incompleta y los responsables de generar y difundir información global sobre el agua, si es que existen, no están cumpliendo a cabalidad su tarea.
Estas realidades se traducen en tareas pendientes de gran urgencia, que deben ser asumidas por todos los actores individuales e institucionales del problema hídrico. Antes de proponer o implementar soluciones a la crisis del agua es necesario comprenderla. La solución a un problema consiste en revertir una situación dada, pero las soluciones reales deben ir más allá de la reversión de los síntomas y carencias y atacar directamente a las causas. Esto implica necesariamente desmitificar la realidad, establecer un modelo causal de la situación crítica que incorpore todos los sectores y sus relaciones con el sector agua, establecer la dirección de la crisis y su horizonte temporal y espacial, llevar adelante un proceso informativo serio y sostenido que eduque sobre el tema y promover la comprensión y ajuste de las sociedades a la realidad hídrica.
La urgencia de la crisis y la racionalidad más básica indican que es hora de cambiar los patrones de pensamiento de las sociedades humanas y enfocar estos problemas desde sus orígenes y en su real dimensión. Hacerlo antes que los modelos actuales lleguen a su agotamiento es responsabilidad de todos.
Alberto Crespo Milliet
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